PRIMERA LECTURA. 2 Macabeos 6,18-31.
Martirio de Eleazar.
18A Eleazar, uno de los principales letrados, hombre de edad avanzada y semblante muy digno, le abrían la boca a la fuerza para que comiera carne de cerdo. 19Pero él, prefiriendo una muerte honrosa a una vida de infamia, escupió la carne y avanzó voluntariamente al suplicio, 20como deben hacer los que son constantes en rechazar manjares prohibidos, aun a costa de la vida.
21Los que presidían aquel sacrificio ilegal, viejos amigos de Eleazar, lo llevaron aparte y le propusieron que hiciera traer carne permitida, preparada por él mismo, y que la comiera haciendo como que comía carne la carne del sacrificio ordenado por el rey, 22para que así se librara de la muerte y, dad su antigua amistad, lo tratasen con consideración. 23Pero él, adoptando una actitud cortés, digna de sus años, de su noble ancianidad, de sus canas honradas e ilustres, de su conducta intachable desde niño y, sobre todo, digna de la Ley santa dada por Dios, respondió todo seguido:
24-¡Enviadme al sepulcro! Que no es digno de mi edad ese engaño. Van a creer muchos jóvenes que Eleazar, a los noventa años, ha apostatado, 25y si miento por un poco de vida que me queda se van a extraviar con mi mal ejemplo. Eso sería manchar e infamar mi vejez. 26Y aunque de momento me librase del castigo de los hombres, no escaparía de la mano del Omnipotente, ni vivo ni muerto. 27Si muero ahora como un valiente me mostraré digno de mis años y legaré a los jóvenes un noble ejemplo, 28para que aprendan a arrostrar voluntariamente una muerte noble por amor a nuestra santa y venerable Ley.
Dicho esto se dirigió en seguida al suplicio.
29Los que lo llevaban, poco antes deferentes con él, se endurecieron, considerando insensatas las palabras que acababa de pronunciar.
30Él, a punto de morir a fuerza de golpes, dijo entre suspiros:
-Bien sabe el Señor, que posee la santa sabiduría, que, pudiendo librarme de la muerte, aguanto en mi cuerpo los crueles dolores de la flagelación, y los sufro con gusto en mi alma por respeto a él.
31Así terminó su vida, dejando no sólo a los jóvenes, sino a toda la nación, un ejemplo memorable de heroísmo y de virtud.
Explicación.
6,18-31. La serie de martirios comienza con la figura de un anciano venerable. Por su edad representa una tradición, a la que se ha dedicado como estudioso, "letrado", y con su conducta. Es la vieja generación presente todavía y activa en tiempos de crisis (recuérdese el esquema de viejos y jóvenes en el momento del cisma, 1 Re 12).
Desempeñan el papel de colaboracionistas algunos judíos que "presiden el sacrificio". Es decir, miembros del partido colaboracionista dispuesto a revisar costumbres de los mayores para recibir nuevos modos de vida. Estos respetaban al anciano, pero en este momento, so capa de librarlo de la muerte, intentan explotarlo para su política.
El tema es en sí trivial: un tabú alimenticio (Lv 11,7; Dt 14,8), ligado a sacrificios idolátricos (Is 65,4; 66,3). Sölo que en ese punto concreto se juega toda la fidelidad a la Ley: "sacrificio ilegal", "la Ley santa", "nuestra santa y venerable Ley" (vv. 21.23.28). Los personajes de 1 Mac 2,32-41, después de una experiencia trágica, deciden luchar en sábado (quebrantar materialmente la Ley del sábado), para salvaguardar la vida según las leyes (también la del sábado). El doctor Eleazar no se halla en circunstancias de hacer casuística.
La narración es intensamente retórica: el autor, algo menos que el personaje, toma la palabra para amonestar. Son la voz de un letrado y de un escritor. Las antítesis extremas expresan lo extremado de la situación; las razones explícitas y elaboradas formulan lo ejemplar de la conducta.
6,30 Es como una apelación al Supremo Juez, una protesta de inocencia y de lealtad a Dios. Ya no es la Ley, sino la relación personal, expresada con el término genérico fobos: por la cercanía del castigo, mencionado en el v.26, el sentido de "temor" podría dominar; según la tradición bíblica, el término puede designar globalmente la actitud de respeto y reverencia. Se refiere a la sabiduría "santa", divina, que conoce las acciones y las actitudes internas del hombre.
SALMO. 3,2-7.
2. Señor, cuántos son mis adversarios,
Cuántos se levantan contra mí,
3. cuántos dicen de mí:
no hay salvación para él en Dios.
4. Pero tú, Señor, eres mi escudo en torno (*),
mi gloria, tú me haces levantar la cabeza.
5. Si grito invocando al Señor,
él me escucha desde su monte santo.
6. Me acuesto y me duermo,
me despierto, porque el Señor me sostiene.
7. No temeré al ejército innumerable
que me ha puesto cerco.
Explicación.
3. Súplica con expresión de confianza, basada en experiencias pasadas. Con el triángulo clásico del género: el orante, los enemigos, el Señor, ligados en varias relaciones.
La imagen es bélica. El orante indefenso se ve asediado por una multitud que acampa a su alrededor y se levanta para el asalto. Pero entre ambos se interpone otro cerco más próximo y no menos cerrado: el Señor como escudo. Por eso el ciclo de la vida continúa su ritmo fundamental: se acuesta, duerme, se despierta. El sueño no es símbolo de muerte, sino expresión de calma. Por la mañana es Señor se alza, y la batalla se convierte imaginativamente en un combate singular, a fuerza de puños. El sentido se aclara tomando 8a como texto de la oración mencionada en 5a.
3,1-2 Insiste en la multitud: “cuantos”, que desafían al Dios del orante.
3,4 La cabeza alta puede ser gesto de victoria. (*) O: me escudas en torno.
3,6 Véanse Sal 4,9; Lv 26,6; Job 18,1; Prov 3,24.
En la transposición cristiana dormir y despertar se toman como símbolo de muerte y resurrección. Sobre el auxilio de Dios se puede escuchar una alusión en Mt 27,43.
EVANGELIO. Lucas 19,1-10.
1 Entró en Jericó y empezó a atravesar la ciudad.
2 En esto, un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de recaudadores y además rico,
3 trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura.
4 Entonces se adelantó corriendo y, para verlo, se subió a una higuera, porque iba a pasar por allí.
5 Al llegar a aquel sitio, levantó Jesús la vista y le dijo:
- Zaqueo, baja en seguida, que hoy tengo que alojarme en tu casa.
6 Él bajó enseguida y lo recibió muy contento.
7 Al ver aquello, se pusieron todos a criticarlo diciendo:
-¡Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador!
8 Zaqueo se puso en pie y dirigiéndose al Señor le dijo:
- La mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres, y si a alguien he extorsionado dinero, se lo restituiré cuatro veces.
9 Jesús le contestó:
- Hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues también él es hijo de Abrahán.
10 Porque el Hombre ha venido a buscar lo que estaba perdido y a salvarlo.
EXPLICACIÓN.
1-10. Jericó. Zaqueo, rico, al margen de la Ley (jefe de recaudadores, cf. 5,29-32), contrasta con el rico observante (18,18-23). Crítica a Jesús (7), ambiente de tendencia farisea (cf. 15,2).
El episodio ejemplifica cómo Jesús llama a los pecadores a la enmienda (5,32). La decisión de Zaqueo (8) sobrepasa con mucho lo prescrito en Lv 5,20-26 para resarcir el fraude. Es un ejemplo de enmienda, y ésta le obtiene la salvación (9). Cumple con creces lo exigido por Juan Bautista a los recaudadores (3,12s) y a los soldados paganos (3,14).
Jesús no le propone la renuncia a sus bienes ni lo invita a seguirlo (cf. 18,22). Relación con la parábola de la oveja perdida (10).
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