martes, 1 de enero de 2019

27 DE FEBRERO

Primera Lectura. Eclesiástico 4,11-19

11La sabiduría instruye a sus hijos, 
estimula a los que la comprenden. 
12Los que la aman, aman la vida;
los que la buscan, alcanzan el favor del Señor; 
13los que la retienen consiguen gloria del Señor, 
acamparán con la bendición de Dios;
14los que la sirven, sirven al Santo;
Dios ama a los que la aman.
15Quien me escucha juzgará rectamente,
quien me hace caso habitará en mis atrios; 
17disimulada caminaré con él, 
comenzaré probándolo con tentaciones; 
cuando su corazón se entregue a mí, 
18volveré a él para guiarlo y revelarle mis secretos;
19pero si se desvía, lo rechazaré y lo castigaré con la cárcel;
si se aparta de mí, lo arrojaré y lo entregaré a los salteadores.

Explicación.

4,11-19 Después de haber hablado, el maestro cede la palabra a la Sensatez personificada, que pronuncia aquí su primer discurso en el libro; imita Prov cap. 3, 8 y 9. Por delante va una doble introducción.

4,11 "Hijos" de la Sabiduría son sus discípulos: cfr. Mt 11,19. Su enseñanza no es puramente teórica, sino que incita y exhorta.

4,12-14 Todavía habla el maestro (la versión griega lo pone en primera persona, en boca de la Sabiduría). Los tres versos señalan los pasos del aprendizaje: comienza el amor e interés (Sab 7,10), sigue la búsqueda con éxito, después viene la constancia (Prov 3,18) y así se llega al servicio estable. Éste tiene algo de sacerdotal, Dios toma como hecho a sí lo que se hace por la Sabiduría (Sab 7,28). El último hemistiquio según el texto griego. Este amor a la sabiduría suena muy parecido al griego philo-sophia, sólo que el traductor usa el verbo agapao.

4,15 Aquí empieza su breve discurso, prometiendo el resultado final. Si tomamos como complementarios los dos hemistiquios, habla de juzgar en un tribunal sagrado. El v. 16 no existe en el texto hebreo.
4,17 -19 El breve discurso se desdobla en una parte positiva y una negativa. La primera describe el aprendizaje como una marcha por el desierto, tiempo clásico de las pruebas (Ex 16,4; 20,20; Dt 8,2) Y de la revelación divina. La Sabiduría parece desempeñar la función del "angel del Señor", mediador y guía: Ex 23,23; 32,34. La segunda parte recoge términos de la predicación deuteronómica sobre la ley.

Salmo. 119,165.168.171-172.174-175


165Mucha paz tienen los que aman tu ley, 
nada los hace tropezar.


168Guardo tus preceptos y decretos, 
tienes presentes todos mis caminos.

171De mis labios brota la alabanza, 
porque me enseñaste tus normas.
172Entona mi lengua tu promesa
porque todos tus mandatos son legítimos. 
174Ansío tu salvación, Señor,
tu voluntad es mi delicia.
175Viva mi alma para alabarte;
tu mandamiento me auxiliará.
Explicación.
119,161-168 La declaración del v. 164, tomada a la letra, inspiró prácticas de rezo: siete veces al día; superponiendo al ritmo biológico un ritmo espiritual, devocional. Frente a la palabra de Dios siente el orante temor y gozo, en una extraña polaridad. El "amor" es la fuente de la observancia. Una "paz" sin "tropiezos" es el premio de tal amor.
119,168-176 La última estrofa tiene algo de recapitulación, no mucho: clamor y súplica y alabanza. Pide a Dios: enseñanza, liberación, salvación, auxilio, vida; todo ello vinculado a la observancia de la ley. El último verso es inesperado. Trae el tema, ya tratado, del camino y evoca la conocida imagen pastoril. Ahora bien, después de tantas protestas de observancia y amor y celo y cumplimiento, ¿cómo es que se siente "oveja extraviada" que el Señor debe "buscar" y encaminar? Con un acto de súplica humilde concluye el orante su largo salmo y, al proseguir su camino, lo acompaña el recuerdo: "no olvido tus mandatos".
Conclusión. Al terminar fatigosamente los 176 versos del salmo, uno podría pensar que ha leído una síntesis de teología bíblica: nada de eso. Sería enorme la lista de cosas importantes que no han tenido cabida en el salmo, y no por falta de sitio. Recordemos algunas.
El título de Dios "santo", relativamente frecuente en el salterio; el templo o santuario con los sacrificios y el culto. Dios no aparece como rey y no hay rey humano. No se pronuncian el verbo crear ni su equivalente modelar (sólo hacer). La historia entera ha desaparecido: ni siquiera la salida de Egipto merece una mención. Un verbo tan frecuente como salir, sacar, no se pronuncia. La ley de Israel estaba firmemente anclada en la alianza y ligada a los relatos del Sinaí: el autor no se acuerda de ellos. Nada se escucha del cuidado debido a pobres y débiles.
Son temas tan corrientes, tan queridos y tratados, que su ausencia del salmo suena a exclusión deliberada del autor. Lo ha eliminado casi todo para quedarse a solas con su amada ley.
Transposición cristiana.
Muchos títulos, símbolos o privilegios atribuidos en el judaísmo a la tora son atribuidos en el NT a Jesucristo: luz, agua de la roca, camino, etc. Por tanto, donde leemos ley o mandato podemos pensar en Jesús como Mesías. Como los relatos del Pentateuco son también tora, así y mucho más lo es la vida de Cristo. La lectura se facilita usando la clave del "camino". Jesús se lo apropia como norma de conducta y vía de acceso al Padre, al cual añade los de verdad y vida, también presentes en el salmo. Con su conducta y enseñanza nos enseña "el camino auténtico de la vida".
Evangelio. Marcos 9,38-40

Exclusivismo de los Doce (Lc 9,49-50)

38Juan le dijo:
-Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y hemos intentado impedírselo, porque no nos seguía.
39Pero Jesús le replicó:
-No se lo impidáis, pues nadie que actúa con fuerza como si fuera yo mismo puede al momento renegar de mí.
40  O sea, que quien no está contra nosotros está a favor nuestro. 41 Además, quien os dé a beber un vaso de agua por razón de que sois del Mesías, no quedará sin recompensa, os lo aseguro.

Explicación.


Juan, el autoritario (3,17: «el Trueno»), habla en nombre del grupo, que comparte su actitud (hemos intentado). No toleran que ejerzan la misión quienes no aceptan las categorías del judaísmo (no nos seguía) (38). Como “el chiquillo", también el individuo anónimo representa a los seguidores no israelitas, pero ahora en la actividad, que, fundada sobre el verdadero seguimiento, es liberadora como la de Jesús (cf. 3,14-15; 6,7), mientras los discípulos, por su falta de seguimiento, fracasan (9,18.28). Jesús reprueba el intento. Quien libera como si fuera él tiene una adhesión estable a su persona y es un aliado (39-40). 

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