jueves, 7 de febrero de 2019

13 DE ABRIL

PRIMERA LECTURA. Ezequiel 37,21-28.

21Esto dice el Señor: Yo voy a recoger a los israelitas de las naciones adonde marcharon, voy a congregarlos de todas partes y los voy a repatriar. 22Los haré un solo pueblo en su país, en los montes de Israel, y un solo rey reinará sobre todos ellos. No volverán a ser dos naciones ni a desmembrarse en dos monarquías. 23No volverán a contaminarse con sus ídolos y fetiches y con todos sus crímenes. Los libraré de sus pecados y prevaricaciones, los purificaré: ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. 24Mi siervo David será su rey, el único pastor de todos ellos. Caminarán según mis mandatos y cumplirán mis preceptos, poniéndolos por obra. 25Habitarán en la tierra que le di a mi siervo Jacob, en la que habitaron vuestros padres; allí vivirán para siempre, ellos y sus hijos y sus nietos, y mi siervo David será su príncipe para siempre. 26Haré con ellos una alianza de paz, alianza eterna pactaré con ellos. Los estableceré, los acrecentaré y pondré entre ellos mi santuario para siempre; 27tendré mi morada junto a ellos, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 28Y sabrán las naciones que yo soy el Señor que consagra a Israel, cuando esté entre ellos mi santuario para siempre.

Explicación.

37,15-28. La división del pueblo en dos reinos, Israel y Judá, trágicamente consumada a la muerte de Salomón, ha pesado sobre la conciencia de muchos. Guerra de hermanos, división de culto e intereses políticos han consolidado y hecho más amarga la división. Ahora un doble destierro parece haber hermanado en la desgracia a los miembros divididos del mismo pueblo. No puede haber restauración plena sin reconciliación y unificación de lo dividido (Jr 30,3s; 31,27.31).

Los intentos de Ezequías y Josías no han bastado, el Señor mismo realizará el milagro, y el profeta lo anuncia en una acción simbólica.

a) La palabra dominante es "uno": al principio como artículo indeterminado (cuatro veces), luego como adjetivo "uno solo, único" (siete veces). La unidad se consuma en la mano del profeta y la de Dios, porque las varas son dos, y es la presión de la mano divina la que las mantiene unidas. Aunque no lo llame "único", también el santuario, "mi santuario entre ellos", será un factor eficaz de unidad.

b) David ha sido el artífice de la unidad de las tribus bajo un rey único. En la nación futura volverá a reinar un David y su herencia continuará unida por siempre. Es el pastor de que ha hablado en el capítulo 34.

c)En la parte final repite cinco veces la expresión "para siempre", adosada a temas de la alianza y la monarquía y promesas patriarcales, tierra y fecundidad. En los cap. 40-48 se desarrollan minuciosamente estos datos. Un par de glosas se han deslizado en los versos 16 y 19.

37,28. Como el Señor está en medio de su pueblo, Israel está en medio de las naciones, y por eso es mediador de revelación, órgano de la presencia universal del Señor en el mundo y la historia.

SALMO. Jeremías 31,10-13.

10Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla, islas remotas:
El que esparció a Israel lo reunirá, lo guardará
como el pastor a su rebaño;
11el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte,
12y vendrán entre aclamaciones
a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor:
trigo y vino y aceite,
y rebaños de vacas y ovejas;
será como huerto regado,
no volverán a desfallecer,
13entonces la muchacha gozará bailando
y los ancianos igual que los jóvenes;
convertiré su tristeza en gozo,
los consolaré y aliviaré sus penas;

Explicación.

31,10. El mensaje se ensancha y coloca el suceso ante un público universal: a todos se revela el amor especial del Señor. "Islas remotas" es expresión típica de Isaías II: 11,11; 41,1; 42,10.12: 49,1.

31,11. La "mano más fuerte" podría ser el poder imperial de Asiria, fuertemente debilitado o ya destruido (depende de la datación del oráculo). Es posible que en aquella época de decadencia algunos israelitas se repatriaran. "Rescatar" es también término favorito de Isaías II.

31,12. El señor convida a todos con los "bienes" de su templo (Sal 65,5): productos de labradores y pastores, que sintetizan la economía de los repatriados.

31,13-14. En la celebración eucarística la enjundia se reservaba para los sacerdotes. ¿Quiénes son éstos? ¿Peregrinos pertenecientes a familias de abolengo sacerdotal?, ¿descendientes de sacerdotes destituidos por Jeroboán (1 Re 12,31)?; ¿son adición del autor de 33,18.21c.22d? La danza expresa el carácter festivo: todos son absorvidos en la rueda gozosa. Aquí termina el gran itinerario de la reconciliación. ¿Demasiado bello para ser real? Así lo piensan Raquel y Efraín.

EVANGELIO. Juan 11,45-56.

45. Muchos de los judíos que había ido a ver a María y habían presenciado lo que hizo, le dieron su adhesión.
46. Algunos de ellos, sin embargo, fueron a ver a los fariseos y les refirieron lo que había hecho Jesús.
 
La sentencia de muerte contra Jesús (11, 47-53).

47. Los sumos sacerdotes y los fariseos reunieron entonces una sesión del Consejo y decían:
-¿Qué hacemos?, porque ese hombre realiza muchas señales.
48. Si lo dejamos seguir así, todos van a darle su adhesión y vendrán los romanos y quitarán de en medio nuestro lugar sagrado e incluso nuestra nación.
49. Pero uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote el año aquel, les dijo:
-Vosotros no tenéis idea;
50. ni siquiera calculáis que os conviene que un solo hombre muera por el pueblo antes que perezca la nación entera.
51. Esto no lo dijo por cuenta propia; siendo sumo sacerdote el año aquel, profetizó que Jesús iba a morir por la nación;
52. y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios dispersos.
53. Así aquel día acordaron matarlo.

La ciudad de Jesús. (11, 54)

54. Por eso Jesús dejó de andar en público entre los judíos y se fue de allí a la región cercana al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y allí se quedó con los discípulos.

Preludio: Expectación ante la tercera Pascua. (11,55-57)

55. Estaba cerca la Pascua de los Judíos, y subieron muchos del campo a Jerusalén, antes de la Pascua para lavar su impureza.
56. Buscaban a Jesús y comentaban entre ellos, sin moverse del templo:
-¿Qué os parece?, ¿que no vendrá a las fiestas? 

EXPLICACIÓN.

Reacción natural, la adhesión a Jesús (45); mientras tenía miedo a la muerte, la comunidad no interpelaba ni se veía diferencia alguna entre los judíos y los discípulos de Jesús. Ahora, la comunidad es un testimonio de amor de Dios que libra al hombre del temor más profundo, raíz de todas las esclavitudes. En cambio, los incondicionales del orden injusto (46) dan la noticia a los fariseos, que controlan la situación (9,13). Que el hombre tenga vida y sea libre es para ellos motivo de inquietud.

47-53. Reunión oficial en ambiente pesimista (47). Señal, hecho que apunta a una realidad superior, que ellos se niegan a reconocer; las señales son liberadoras y ellos, los opresores, las ven como un peligro para su hegemonía (48). Que los hombres pierdan el miedo a la muerte alarma al sistema de poder. Buscan en el terreno político (los romanos) un motivo que justifique su oposición a Jesús: un alboroto mesiánico habría provocado la intervención romana. No se preguntan si Jesús es verdaderamente el Mesías; Dios no entra en sus cálculos.

Caifás (49), el que actúa como jefe del pueblo. Ejerce su función proponiendo una salida: sacrificar a un hombre en beneficio del pueblo. Habla con rudeza, sin respeto al Consejo (no tenéis idea), pero apela al interés corporativo (os conviene) (cf. 2 Sm 17, 2-3) (50): pueblo, los sujetos de la alianza (Éx 19,5); nación, la organización política teocrática, centrada en el templo.

En Israel, el sumo sacerdote había sido instituido para ser intermediario entre Dios y el pueblo. Último mensaje de Dios por su medio (51-52); anuncia ciegamente el designio de Dios, sin comprenderlo. Usan la injusticia para defender el templo y la nación; quieren derramar sangre inocente (cf. Jr 7, 5-7). Queda sellado el rechazo de Jesús: “los suyos no lo acogieron” (1,11). Las palabras de Caifás son profecía: “el pueblo” a que él se ha referido abarcará hombres de otras razas y pueblos. Su distintivo no será la consanguinidad con Abrahán (8,33.37.39), sino la consanguinidad con Dios (los hijos de Dios), por haber nacido de él (1,13) mediante el Espíritu (3,6). Reunir en uno, cf. 10,30; 17,22.33; “lo uno”, “la unidad” son la expresión de Jn para designar el reino de Dios. La muerte de Jesús por el pueblo universal será la de pastor que da la vida para defender a sus ovejas, para darles vida (10,10).

Éxito del discurso de Caifás (53); sentencia unánime. Tienen por padre al Enemigo, homicida desde el principio (8,44).

54. Ante el rechazo definitivo de la institución judía, Jesús va a Efraín, otro nombre de Samaría, el pueblo que lo recibió (4,30.39), y primicia de los pueblos que lo aceptarán (cf. Jr 31,9). Es fuera del mundo judío donde Jesús tendrá su ciudad. Donde está él se asienta su comunidad.  

55-56. Tercera y última vez que se menciona la cercanía de la Pascua (2,13; 6,4) (55). Recogiendo las dos anteriores, la Pascua y el templo antiguos van a quedar definitivamente sustituidos por la nueva Pascua y el nuevo santuario (2,19), de donde brotará el agua del Espíritu (7,39; 19,34). La gente sube a purificarse (2 Cr 30,15-20); gracias a la muerte de Jesús va a existir la posibilidad de verdadera purificación (Zac 13,1; 14,8). Sin moverse del templo (56): son las ovejas que sólo Jesús puede sacar (2,14s; 10,3s). Expectación; Jesús no irá a esta fiesta que, según la narración evangélica, nunca será celebrada.

SÍNTESIS.

El designio de Dios sobre el hombre es comunicarle una vida que cambia cualitativamente la que el hombre posee: vida que supera la muerte. Ésta seguirá siendo un hecho biológico, pero no señalará el fin.

La muerte como final de la vida es la expresión máxima de la debilidad humana, que incluye todas las demás debilidades y humillaciones. El miedo a la muerte como desaparición definitiva deja al hombre impotente ante la opresión y funda el poder de los opresores. Liberándolo de este miedo radical, Jesús hace al hombre radicalmente libre, dándole la capacidad de entrega generosa y total.  

El sistema de poder judío identifica la supervivencia del pueblo con la suya propia. Pretende justificar el asesinato de Jesús con el pretexto del bien nacional. Así justifica su oportunismo político y la injusticia que comete. Como institución religiosa, él mismo se destruye, pues deja de ser realidad significativa de la presencia de Dios en la humanidad. La actividad de Jesús a favor de los débiles lo ha interpelado seriamente, pero ahoga la interpelación, intentando eliminar a Dios mismo. Al firmar la sentencia contra Jesús, la institución religiosa deja de existir.

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